
UN ÁRBOL SECO
Un árbol sin renuevos, sin follajes; no lo injurian heladas ni ventiscas. Su panza es cueva donde cabe un hombre,
es un manto de hormigas su corteza. No lo visitan pájaros: su huésped es el moho que dura una mañana. Pero su leña es llama que habla en lenguas
y es santa vacuidad su tronco hueco.
LA PALANGANA
A Claude Roy
Ser viejo es regresar y yo he vuelto a ser niño. Eché un poco de agua en una palangana y oí toda la noche el croar de las ranas como, cuando muchacho, pescaba yo en Fang-Kuo.
Palangana de barro, estanque verdadero: el renuevo del loto es ya una flor completa.
No olvides visitarme una tarde de lluvia:
oirás, sobre las hojas, el chaschás de las gotas.
O ven una mañana: mirarás en las aguas peces como burbujas que avanzan en escuadra,
bichos tan diminutos que carecen de nombre.
Un instante aparecen y otro desaparecen.
Un rumor en las sombras, círculo verdinegro,
inventa rocas, yerbas y unas aguas dormidas.
Una noche cualquiera ven a verlas conmigo,
vas a oír a las ranas, vas a oír al silencio.
Toda la paz del cielo cabe en mi palangana.
Pero, si lo deseo, provoco un oleaje. Cuando la noche crece y se ha ido la luna
¡Cuántas estrellas bajan a nadar en sus aguas!
Traducción: Octavio Paz
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Extraído de Octavio Paz, Versiones y diversiones, Galaxia Gutenberg, 2014 | Traducción de Octavio Paz | Paper Bag Poetry Review 2023.